Tiene discapacidad y se dedica a la reparación y construcción de sillas de ruedas

Danytza Flores.


Veracruz, Ver .-En un tranquilo rincón de la bulliciosa avenida Miguel Ángel de Quevedo, entre las calles Urbina y López Velarde, se encuentra un taller que repara sillas de ruedas y es al mismo tiempo un símbolo de la resiliencia humana y la voluntad de superación.
Este taller es el hogar profesional de Miguel Guzmán Ochoa, un hombre a pesar de enfrentarse a innumerables desafíos en su vida, ha encontrado su propósito y su pasión en ayudar a los demás que como él necesitan una silla de ruedas para moverse.
Originario de Tuxtepec, en el estado de Oaxaca, Miguel ha recorrido un camino lleno de adversidades desde una edad temprana.
Un fatídico asalto en 1987, durante su trabajo como operador de transporte de carga en la ruta a Monterrey, cambió su vida para siempre.
Los asaltantes lo dejaron por muerto luego de darle dos balazos y arrojarlo a las vías del tren para que perdiera sus pierdas, pero Miguel sobrevivió, aunque perdió la capacidad de caminar.
Este trágico evento lo dejó en una situación desesperada, enfrentándose a la perspectiva de una vida de dependencia y desesperanza. Con la discapacidad vino el abandono de su esposa, que lo llevó a una grave depresión y a vivir en la calle, bajo los efectos de drogas y alcohol.
Sin embargo, la determinación y la voluntad de Miguel no conocían límites. A pesar de las dificultades, se negó a ser definido por su discapacidad y sus adicciones. Una persona lo llevó a un grupo de alcohólicos anónimos en donde reconoció que había tocado fondo, actualmente cumple 27 años sobrio.
“Llega un momento en el que uno ya no aguanta de tanta droga, de tanto alcohol, le eché la culpa a Dios muchas veces, hasta que le pedí perdón y ayuda, llegué a un grupo de alcohólicos anónimos porque una persona lo llevó, de eso hace 29 años y desde entonces se ha mantenido sobrio”, cuenta
Una vez que superó sus adicciones buscó ganarse la vida vendiendo pan, tamales y volovanes en las colonias, en el trayecto aprendió a reparar su propia silla de ruedas y pronto descubrió que tenía un talento innato para la herrería y la tapicería.
Con el tiempo, esta habilidad se convirtió en su salvación. Decidió establecer su propio taller, no solo como una forma de sustento, sino también como una manera de empoderarse a sí mismo y a otros en situaciones similares.
Lo anterior fue posible gracias a la ayuda de la Clínica Paul Harrys, un espacio asociado al Club Rotario en donde encontró a una mujer que creyó en él y le dio el espacio en donde ahora tiene su taller.
A pesar de carecer de una educación formal, Miguel se ha convertido en un experto en su oficio a través de la “escuela de la vida”. Su taller no solo ofrece servicios de reparación de sillas de ruedas, sino que también se ha convertido en un refugio para aquellos que buscan una mano amiga en tiempos de necesidad.
A pesar de las limitaciones físicas que enfrenta a diario, Miguel continúa trabajando incansablemente en su taller, brindando no solo servicios de reparación, sino también una fuente inagotable de inspiración y esperanza.
Hoy en día, Miguel continúa su labor con la ayuda de un becario del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, pero en su mayoría trabaja solo en un taller que fue adaptado para tener todo a su alcance.
“Aquí realizo trabajos de soldadura, reparación, cualquier trabajo para reparar aparatos de personas discapacitadas. Hasta el día de hoy hay desconfianza con algunas personas que vienen, pero el trabajo es lo que va hablando por uno”.
Aunque sus ingresos a veces son ajustados debido a los costos de las refacciones y materiales, Miguel está más preocupado por ayudar a los demás que por enriquecerse. Su taller es más que un negocio; es un testimonio viviente de la capacidad humana de convertir la adversidad en triunfo.
Presta servicios en un taller que se localiza sobre la avenida Miguel Ángel de Quevedo entre Urbina y López Velarde, a un costado del centro comercial Plaza Las Palmas de la ciudad de Veracruz. Se encuentra desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde, lunes y miércoles de 8 a 3 de la tarde.