Fábrica de Puros, lugar de supersticiones e historia comercial

Danytza Flores.


Veracruz, Ver.-En el corazón histórico de la ciudad de Veracruz se yergue un edificio abandonado que encierra en sus paredes los ecos del auge comercial que alguna vez lo caracterizó.
Ricardo Cañas Montalvo, encargado del Museo de la Ciudad de Veracruz e historiador local, nos lleva en un recorrido por la historia de este emblemático inmueble que alguna vez albergó la Fábrica de Puros La Prueba, ubicado en la calle Manuel Gutiérrez Zamora.
El edificio, ubicado en la zona donde antaño se erigía la muralla de la ciudad, se encuentra entre lo que era el antiguo baluarte de San Javier y la Puerta Nueva, testigo mudo de los vaivenes comerciales que marcaron el devenir de Veracruz en el siglo XIX.
Construido en 1894, originalmente albergaba los planes de un famoso casino veracruzano, con salones de fiesta y bares, proyecto que lamentablemente nunca llegó a concluirse.
Ricardo Cañas detalla que fue posteriormente adquirido por los hermanos Balza, prominentes empresarios de la época, quienes trasladaron allí su fábrica de puros.

Lo que alguna vez fueron pensados para salones de baile se transformaron en bulliciosos espacios de trabajo, donde se llegaron a manufacturar más de 50 mil puros diarios en varios turnos de labor.

Ricardo Cañas detalla que los torcedores, hábiles artesanos del tabaco, recibían las hojas procedentes del Valle Nacional y daban forma a los puros, incluso elaborando las cajitas que los contenían.

El edificio, construido con ladrillos y piedra múcara, llamaba la atención por su imponente belleza, llegando incluso a ser escenario de la película “Tierra Brava”.

Una de sus curiosidades era una escalera adornada con la figura de un duende, que según la creencia popular, si era retirado del lugar, traería el cierre inevitable de la fábrica.

Trágicamente, esta superstición cobró vida cuando los herederos del propietario original desafiaron la tradición y removieron la figura, poco tiempo antes de que la fábrica cerrara sus puertas.

Sin embargo, no solo las supersticiones y las disputas familiares marcaron el destino de La Prueba. La falta de visión para expandir sus productos a otros mercados, así como la creación de un sindicato que trajo consigo conflictos laborales, también contribuyeron al declive de la fábrica, considera el historiador.

El edificio, con sus dimensiones y espacios singulares, guarda en su interior los vestigios de una época dorada en la historia comercial de Veracruz, hoy en día en sus muros desgastados se puede ver la piedra de coral que forma parte de su estructura.

En la parte trasera, detalla el historiador, las viviendas que alguna vez albergaron a la familia propietaria, ahora yacen silenciosas, testigos mudos de un pasado que se niega a desaparecer totalmente.

El legado de la Fábrica de Puros La Prueba perdura en este edificio abandonado, y según Ricardo Cañas, nos recuerda la importancia de preservar y honrar la rica historia comercial de nuestra ciudad.