Pluma Negra
Ignacio Alvarez.
Ixachi, despilfarro y contaminación
En el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto se dio a conocer el yacimiento más importante de hidrocarburos en tierra firme, le llamaron Ixachi, que significa Gigante en lengua náhuatl y en realidad, lo es. Hoy existen más de 40 pozos con una descomunal producción que PEMEX es incapaz de procesar y aprovechar, más de la mitad de lo que extraen de los pozos, se quema al aire libre con las consecuencias ambientales y millonarias pérdidas.
El Gigante Ixachi se localiza en un corredor que va desde Cotaxtla, Tlalixcoyan, Ignacio de la LLave, Tierra Blanca donde está su epicentro, Tres Valles, Cosamaloapan e Isla en Veracruz y también abarca el municipio de Tuxtepec en el vecino estado de Oaxaca.
En junio del 2019, la Comisión Nacional de Hidrocarburos, que es el órgano regulador en la materia en México, autorizó a Petróleos Mexicanos invertir seis mil 404 millones de dólares para explotar Ixachi con 82 mil barriles de crudo diarios y 638 millones de pies cúbicos de gas al día (mmpcd) con 47 pozos; en ese entonces sólo había tres pozos que producían, tres mil 900 barriles diarios de crudo y 30 millones de pies cúbicos de gas.
Ante el éxito de la explotación, Pemex activó la Planta Endulzadora de Gas Húmedo Amargo (PEGHA) en el antiguo campo de producción Perdiz que se ubica en Tierra Blanca y concesionó a la alianza Novoil y Oil Coast la construcción y operación de la planta endulzada de PAPAN ubicada en Joya de al Pita, también en el municipio de Tierra Blanca; sin embargo, ambas plantas son insuficientes para procesar los volúmenes de hidrocarburos que se extraen del subsuelo.
Ante la situación, Pemex recurre a la quema excesiva de hidrocarburos del Corredor Ixachi, porque el potencial productivo de los pozos rebasa a PEGHA y PAPAN para separar y endulzar el gas y con frecuencia, las estaciones de recolección de gas de Joachín y Paso Carreta, así como la Estación de Medición y Control PAPAN Y PERDIZ se ven obligadas a quemar grandes excedentes de gas al aire libre, a través de los llamados quemadores o mechones.
El problema del despilfarro de gas y de contaminación ya alcanzó a organismos internacionales y la propia Comisión Nacional de Hidrocarburos ha sancionado a Pemex por esas prácticas.
EL impacto de Ixachi para la población local también es alto; una total incertidumbre por el desconocimiento de las actividades de PEMEX, estruendos y flamas que iluminan kilómetros por las noches, el destrozo de sus caminos rurales, contaminación con aguas residuales y saqueo de sus cuerpos de agua sin autorización alguna.
Las pocas aportaciones de PEMEX a las comunidades se reducen al pago de los predios donde se instalan con acuerdos económicos con los dueños y el asfalto en los caminos que más les interesa a las empresas para sus operaciones; los negociadores de PEMEX con la sociedad anteponen siempre la advertencia de que cualquier manifestación social contra la paraestatal, lleva el riesgo de fincar delitos del orden federal para los ciudadanos que se atrevan.